Balade en raquettes aux Voirons
Explora los voirons con raquetasEscapada a la naturaleza

Excursión en raquetas por los Voirons

¿Hay algo mejor que una escapada con raquetas de nieve para disfrutar de un momento de calma en plena naturaleza?
Prepárate para caminar con raquetas por la nieve hasta la cima de los Voirons y descubre este macizo de naturaleza salvaje y protegida.

Jean-Marc PeutetJean-Marc Peutet
©Jean-Marc Peutet

«Mi deseo es acompañarte a descubrir la fauna, la flora y la riqueza de los senderos por todos los Alpes. Te ofrezco mi buen humor y mi afán por disfrutar de la vida.»

Jean-Marc Peutet, guía acompañante de montaña

La nieve ya está aquí. Apareció una mañana, sin avisar. Poco a poco, ha ido cubriendo las cumbres de Monts du Genevois que delimitan la frontera. ¡Y no podría haber llegado en mejor momento para hacer una excursión con raquetas por los Voirons!

#Raquetas

La cita es en Chez Juffly, en Fillinges. Jean-Marc, nuestro guía, nos espera en el aparcamiento. Nos damos unos minutos para presentarnos y emprendemos la marcha. Con las raquetas en los pies y los bastones en la mano, tomamos el sendero que discurre entre las casas para llegar al bosque.
La niebla nos acompaña durante un rato, dando una atmósfera misteriosa al paseo. El paisaje nos mantiene en vilo, para revelarse más tarde y dejarnos boquiabiertos, ¡pero todavía no lo sabemos!
En seguida aparece un chalé en el recodo del camino. Es hora de descansar un poco. Jean-Marc aprovecha para encender el fuego para estar calentitos más tarde. Retomamos la subida hacia la cima de la montaña.
El cuerpo se va calentando. El aliento forma nubecitas al ritmo de nuestra respiración.
La nieve, que escaseaba al principio, ya asoma la cabeza. ¡Es otra señal de que el verdadero ascenso ha comenzado!

#Bosque

Paso a paso, avanzamos por la nieve y nos adentramos en el bosque. Reina el silencio, roto únicamente por el sonido de la nieve que cruje con suavidad bajo nuestros pasos. Como grupo, apenas hacemos ruido, pero sigue siendo demasiado para que nuestros amigos de cuatro patas se dejen ver.
Así que Jean-Marc toma el relevo. Nos cuenta anécdotas de sus excursiones, nos enseña a reconocer las huellas de los animales: liebres, ciervas, zorros, rebecos… Todos han pasado por el mismo bosque que nosotros. Puede que incluso algunos hayan huido al escuchar que nos acercamos.
En otras zonas, la nieve está intacta y hace que nos sintamos como los grandes exploradores que partieron a descubrir territorios desconocidos. A veces, la luz se abre camino entre las nubes y las ramas de los árboles. Entonces, la nieve fresca comienza a resplandecer como una alfombra de diamantes. ¡Es una escena mágica!
Absortos ante tanta belleza, nos acercamos a nuestro destino sin darnos cuenta: Notre Dame du Pralère, con sus 1103 metros de altitud. Construida en 1877 para evitar el granizo y las tormentas, esta capilla tiene unas magníficas vistas del lago Lemán y el Jura. Al menos, cuando el mar de nubes nos lo permite, ¡claro!
Uno a uno, vamos dejando el bosque para llegar a la capilla. El sol brilla en el cielo. Las nubes se extienden hasta donde alcanza la vista. El Salève y el macizo del Jura sobresalen con orgullo con sus 1379 y 1720 metros de altitud. Las vistas son sencillamente magníficas.
Es imposible retomar el camino sin antes disfrutar de la panorámica y tomarnos un merecido descanso. Nos sentamos en las piedras y en las raíces de los árboles y nos calentamos con una bebida caliente: Jean-Marc ha pensado en todo.

#Ambiente

En la cima, reina un ambiente relajado. Abundan las bromas y no faltan anécdotas. A nuestro guía Jean-Marc le encanta charlar y nos cuenta sus experiencias con alegría.
A la hora de descender de la montaña, tomamos otro camino para hacer una ruta circular y regresar al chalé.
De vez en cuando nos sorprende la nieve que cae de repente de los árboles o la brisa que la levanta del suelo. Algunos se tiran al suelo y hacen figuras de ángeles en la nieve. El ambiente es alegre e inocente en medio de este monte salvaje.
Paulatinamente van apareciendo ante nosotros los chalés, con los tejados blancos. Parecen capas de azúcar glas, como en los cuentos de hadas. Entre las casas está la Maison de la montagne des Voirons, coqueta y rústica.
El calor inunda el chalé. Los muebles tradicionales de madera y la estufa cumplen aquí su función.
La mesa está puesta y, en el centro, una fondue, perfecta para los estómagos, que empiezan a rugir. Es hora de preparar la comida. En seguida, el olor del queso se mezcla con el de la lumbre. ¡Mmm!
Durante la comida reina el buen ambiente. Desde primera hora, Jean-Marc ha sabido romper el hielo: ha sido atento y divertido. Ha disfrutado al compartir sus conocimientos acerca del lugar y de la naturaleza y ha contado sus encuentros con los animales o con otras personas en sus numerosas expediciones. Ha sabido transmitir su amor por esta montaña.

Los Voirons son, sin lugar a duda, su sede central. ¡Ven a conocerlos con él!

DESDE

65 €

POR PERSONA

Para grupos de 8 a 12 personas.

De diciembre a finales de marzo.

Punto de encuentro en el aparcamiento para ponerse el equipo.
Material incluido: raquetas. Prever ropa adaptada para la actividad. Se aconseja encarecidamente el uso de bastones de esquí.
La excursión puede hacerse sin raquetas, en función del espesor de la nieve.
Fondue sin alcohol.
Se puede añadir carne seca, pagando un suplemento en función de la cantidad.

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