Aeródromo de AnnemasseAeródromo de Annemasse
©Aeródromo de Annemasse|Aérodrome d'Annemasse
Leyendas e historias localesEl aeródromo de Annemasse
Leyendas e historias locales

El aeródromo de Annemasse

Descubre los secretos del aeródromo de Annemasse, sorprendente puerta de entrada a Monts du Genevois.
Conoce la historia y la evolución de este lugar donde el aprendizaje, el ocio y la pasión por la aviación forman uno desde hace muchos años.

CAMPO DE AVIACIÓN

en los alrededores de Annemasse

¿Sabías que, en sus orígenes, el aeródromo de Annemasse solo era un sencillo campo? El conjunto de su construcción y de su desarrollo datan del siglo pasado.

En los años 1930, el 35º regimiento de aviación de Bron identificó zonas de aviación en la región que pudieran albergar aviones antes de la Segunda Guerra Mundial. Al mismo tiempo, un proyecto gubernamental tenía previsto desarrollar los aeródromos en los distintos departamentos de Francia. Cada ciudad importante debía contar con un aeródromo de al menos 50 km. Tras esta decisión, François Roch, un veterano del 35º regimiento de aviación, creó el aeroclub Voirons Salève en una parte del terreno del Bois de Rosses, que Annemasse había comprado anteriormente.

El 6 de octubre de 1945, el aeroclub se modernizó y se convirtió en el Club Aéronautique d’Annemasse (CAA), el club aeronáutico de Annemasse, gracias a François Durafour, el primer aviador francosuizo civil que aterrizó en el Mont Blanc. Con la creación del club las instalaciones se modernizaron y se añadió una pista de aterrizaje y un hangar.
Se inauguró por todo lo alto el 27 de julio de 1947 con la organización de un gran espectáculo aéreo. En 1948, Marcel Bruchon se convirtió en presidente e hizo despegar al club. Se encargó, en particular, de la construcción del primer avión oficial del club.

EL AERÓDROMO

alza el vuelo

Fue en los años cincuenta cuando el aeroclub insufló nueva vida al aeródromo. Jean Servoz, un agricultor de Vétraz-Monthoux, participó activamente en el diseño y en la construcción del avión de Marcel Bruchon, el RA14. Este avión fue el primer aparato con el que contó el aeródromo. Recibió el nombre de «Roger Adam» y estaba especializado en vuelos de recreo. Se inauguró el 14 de julio de 1951 y fue bautizado como «ciudad de Annemasse». Un tiempo después, el aeródromo se hizo con un terreno para construir dos pistas nuevas, a cargo de los ingenieros de puentes y carreteras del Estado.
Con el paso del tiempo, el aeródromo fue apuntando más alto. El 7 de agosto de 1955 se abrió oficialmente a la circulación aérea pública. La estructura fue creciendo y modernizándose y la asociación se convirtió en el primer aeroclub de Francia. En 1991, el aeródromo vendió parte de las 53 hectáreas que había adquirido previamente.
El terreno se utilizó para crear la zona artesanal de Grand Bois en Annemasse, que hoy alberga numerosos comercios.

La formación como

PASIÓN

En los años 2000, la política del aeródromo cambió. El ayuntamiento de Annemasse confió la administración de este a una delegación del servicio público. Así, la S.R.L. Marcel Bruchon, una filial del CAA, asumió la gestión y las tasas en colaboración con el municipio. ¡La nueva generación tomaba el relevo!
François Gonnet, que dirigía el lugar desde 1983, cedió el testigo a su hijo, Frédéric. Este último, bajo la presidencia de Jacques Abedecaroux, fue designado para gestionar el aeródromo. Es responsable de la seguridad de la plataforma en la S.R.L. Marcel Bruchon y dirige el club aeronáutico de Annemasse. También se encarga de la enseñanza en la escuela de aviación. Al ofrecer cursos de formación certificados según los títulos europeos, cada año se forma a más de cien alumnos para que se conviertan en pilotos de los sectores aeronáuticos, civil y militar.

Como uno de los primeros clubes de Francia, el aeródromo representa hoy en día a 400 miembros de la red de deportes aéreos y ultraligeros. Con 7 000 horas de vuelo al año sumando todas las actividades, sigue desarrollándose con el objetivo de transmitir esta pasión y de enseñar la región desde el aire. Con unos veinticuatro aviones y con el apoyo diario de diecisiete empleados, el CAA rinde homenaje a Marcel Bruchon al bautizar su estructura con el nombre de este presidente, que hizo de ella un lugar para aprender y compartir.

Un ballet

EN EL AIRE

Con la aviación de negocios y turística, el aeródromo Marcel Bruchon reúne actualmente varias estructuras y centraliza numerosos servicios: están presentes, por ejemplo, el CAA y su escuela de formación para actividades de ocio y de turismo aéreo, así como Mont-Blanc Hélicoptères, con su taller de mantenimiento y sus diversas actividades. Entre ellas, los servicios de socorro y el SAMU para el transporte sanitario de pacientes de toda Francia.

Hoy en día es un centro neurálgico en el campo de la aviación de Alta Saboya. Es el punto de partida para los pilotos que buscan emociones fuertes desde el que se puede despegar para sobrevolar todos los valles de Alta Saboya. Se ha convertido en un cruce de caminos aéreos, desde las orillas del lago Lemán, pasando por las cimas del geoparque de Chablais y la región del Mont-Blanc. No obstante, la comunidad de Annemasse no se queda atrás.

Déjate conquistar por las idas y venidas de estas joyas tecnológicas, desde la plaza de la estación de Annemasse, hasta el Signal des Voirons, pasando por las laderas del Petit Salève. Hay infinidad de lugares desde los que admirar y contemplar cómo despegan los aviones del aeródromo.
Cierra los ojos un instante e imagina que estás al mando de uno de estos aparatos. Ante ti se despliegan unas maravillosas vistas panorámicas: a un lado, las cumbres nevadas del Mont Blanc te sonríen; al otro, el chorro de agua de Ginebra y el lago Lemán despliegan toda su belleza… ¿Te da miedo volar? Permanece con los pies en la tierra: basta con alzar la vista para ver a los aviones hacer piruetas en las nubes. Te encantará. Emociones y vivencias únicas te esperan en Monts du Genevois.

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