Ciudad de Haute-BonneCiudad de Haute-Bonne
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Leyendas e historias localesPatrimonio arquitectónico
Leyendas e historias locales

Patrimonio arquitectónico

¿Crees conocer todos los secretos de Monts du Genevois? Descubre las insospechadas facetas de la región, con un pasado rebosante de historias y lugares llenos de anécdotas.  Abre un nuevo capítulo y déjate llevar por las sorprendentes historias de nuestro patrimonio cultural.

El castillo de

AVENIÈRES

Hay lugares que rebosan de misterio y anécdotas sorprendentes y el castillo de Avenières es uno de ellos. En 1904, Mary Wallace-Shillito descubrió mientras paseaba las maravillosas vistas del Salève. Esta rica heredera estadounidense que vivía en Ginebra decidió construir allí un santuario dedicado a su hermana Violet, que había fallecido en 1901. Las obras empezaron en 1907 y duraron seis años.

Mary decoró el castillo con infinidad de muebles peculiares que había encontrado en los anticuarios de París. Aprovechaba sus estancias en la capital para codearse con el círculo cerrado de las ciencias ocultas. En ese ambiente conoció a Assan Dina. Se casaron en 1913 y se instalaron en la finca de Avenières. El edificio estaba a la vanguardia de la modernidad: iluminación eléctrica, teléfono, poste de telégrafo sin cables… Assan era ingeniero de profesión y aprovechó para electrificar la hacienda y los pueblos de los alrededores. Consiguió realizar esta hazaña mediante la ingeniosa construcción de una pequeña central eléctrica en el río Les Usses, junto al puente de la Caille. Continuó con la capilla del castillo y la transformó en un lugar abierto a la espiritualidad del mundo. Creó mosaicos en las paredes que representaban, según las leyendas, una baraja de tarot gigante. Pero no se detuvo ahí. Su proyecto de construir un telescopio gigante en el Salève interesó mucho a la comunidad científica, pero el proyecto fue abandonado tras varios fracasos. Assan murió de forma misteriosa en 1928 en un trasatlántico durante un crucero por el canal de Suez. Su mujer, acusada por durante mucho tiempo del asesinato, fue declarada inocente. Más tarde se casó con Ernest Britt, un pianista que aprovechó para dilapidar su herencia. En consecuencia, en 1936 vendió el castillo al señor Guillermin, consejero general de Saboya, y se divorció al año siguiente. Murió en un desafortunado accidente en 1938.

Tras su adquisición, el Sr. Guillermin revendió el mobiliario y las obras de arte. De 1939 a 1941, el castillo funcionó como centro de descanso. En 1942 lo alquiló la Cruz Roja suiza, que más tarde se convirtió en «El socorro suizo para niños víctimas de la guerra». Renovado en 1949, se utilizó como escuela, el Collège de Jully, hasta 1970. Fue el hogar de muchas personalidades, como Jean-Jacques Debout, Claude Brasseur e incluso Jacques Mesrine. Tras ser abandonado durante diez años, Hausermann lo compró. Tenía un ambicioso y muy controvertido proyecto de urbanización para restaurar el castillo. Desgraciadamente, el proyecto se paralizó por problemas de integración con el entorno. Volvió a ponerse a la venta en 1994, cuando lo compró la familia Odin. La familia, procedente de L’Abergement, a solo tres kilómetros de la hacienda, estaba cautivada por el desafío de restaurar el lugar. Nicolas Odin, restaurador de profesión, empezó a desarrollar su actividad en este excepcional entorno y transformó la propiedad en hotel-restaurante. Lo renovó y lo convirtió en un prestigioso establecimiento. En noviembre de 2014 pasó a formar parte de la cadena «Relais et Château». Nicolas y Laurence, su mujer, garantizaron durante veintidós años la perpetuidad del restaurante gastronómico de Avenières. Pero en 2016 escribieron una nueva página con la creación del «M» de Avenières: un restaurante orientado a la modernidad con un concepto bistronómico elegante y a la moda. Un lugar donde el cliente ocupa un lugar central en cuanto al servicio y la calidad. Se da un nuevo soplo de vida y otra dimensión a las relaciones humanas gracias a la presencia de los anfitriones. Actualmente, el deseo de compartir y la pasión son el motor que caracteriza la dinámica de esta misteriosa propiedad, atemporal y fascinante.

Fuente: chateau-des-avenieres.com y Dominique Ernst/Le Messager.

El Grand Piton y

LA TORRE BASTIAN

Sube al punto más alto del Salève y descubre todos sus misterios. Seguramente conozcas la torre Bastian, comúnmente llamada torre de los Pitons, un lugar de visita obligada en esta montaña. Pero ¿conoces su historia?

En el siglo XIV, la meseta lapiaz del Grand Piton albergaba un puesto de vigilancia con vistas panorámicas de Ginebra, el lago Lemán y el Jura. En 1830, Claude-François Bastian, notario y alcalde de Frangy, mandó construir la torre Bastian, a más de 1379 m. Eligió este emplazamiento en el Salève porque era el único lugar desde el que podía ver las 99 propiedades que tenía en la meseta al mismo tiempo. El paso de los años la deterioró. En 1984, el pueblo de Beaumont y el Consejo Departamental la restauraron. Cerca de allí también está la roca de la bruja («rocher de la Sorcière»). Este atípico gran bloque de piedra caliza tiene la sorprendente forma de una anciana de aspecto severo, pero muy querida por los escaladores.

Este lugar ha sido, además, fuente de inspiración e historias para muchos artistas. Victor Hugo, Stendhal e incluso Rousseau encontraron un espacio de expresión y creación en este lugar que invita a la espiritualidad y a la poesía. De hecho, podemos ver las huellas de su paso por aquí. Los más curiosos encontrarán rápidamente dos grabados en una piedra al pie de la torre que corresponden a Lamartine y a Lord Byron. La leyenda cuenta que fueron los propios poetas quienes firmaron en los años 1815-1820. Amaban el Salève y lo demostraron. También invitaron a caminar por los senderos de esta montaña a su amiga Mary Shelley, la conocida escritora de Frankenstein o el moderno Prometeo, que dio origen a la famosa leyenda de Frankenstein.

Como ves, el Salève y su torre rebosan de historias, a cada cual más fascinante. Un entorno bucólico que invita al descanso en el que tal vez descubramos que tenemos alma de poeta.

Fuente: Dominique ERNST/Le DL.

LAS MURALLAS DE BONNE

y sus iglesias

Ahora ponemos rumbo a una ciudad a los pies de los Voirons. Bonne está habitada desde hace varios siglos y cuenta con una rica historia militar y comercial. Los vestigios más antiguos datan de la época galorromana. A principios del siglo XIII, Aymon, señor de Faucigny, mandó construir la «ciudad nueva» de Haute-Bonne por su ubicación geográfica privilegiada. El conjunto, formado por un castillo y murallas en forma de media luna, se construyó sobre un promontorio que domina los alrededores.

Sucesivamente, los condes y duques de Saboya fueron consolidando las murallas, pero en el siglo XVII se demolió todo. Debajo de la ciudadela se encuentra Basse Bonne, cuyas murallas también cuentan con cuatro puertas de acceso. A partir de 1310, el burgo se convirtió en un nudo comercial con la franquicia que se concedió a la burguesía. Esto condujo a un considerable crecimiento económico. Los restos de este glorioso pasado, como las medidas de grano, todavía se pueden apreciar en la Place de l’Église de Haute-Bonne. La primera iglesia de Bonne, la église Saint-Pierre, data del siglo XII. Estaba rodeada por un altar de piedra, un cementerio y la casa del capellán. Aquí murió Juan I de Viennois, hijo de Beatriz de Saboya, tras una caída a caballo.

Durante un tiempo descansó sobre la piedra del altar. Con el paso del tiempo, la iglesia perdió importancia y solo se utilizaba para celebrar misa y ceremonias religiosas. Después de la guerra, quedó en ruinas y la población utilizó las piedras para construir casas. Por su parte, la piedra del altar se trasladó y se conservó en el patio de la casa parroquial de Haute-Bonne… hasta que desapareció de forma extraña. En el siglo XIII se construyó una nueva iglesia en el promontorio de Haute-Bonne. Hoy en día, es un edificio heteróclito, resultado de varios siglos de restauración con diferentes estilos arquitectónicos y tipos de piedra. Esta construcción, conocida como la iglesia de Saint-Nicolas, todavía se puede ver en la parte alta de Haute-Bonne. Ideal para dar un paseo cultural con vistas.

Fuente: Ayuntamiento de Bonne – mairie-bonne.fr

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DE LA HISTORIA LOCAL

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